Cuando hablamos de intolerancia a la lactosa, pensamos que se trata de una enfermedad o alergia que nos impide ingerir alimentos lácteos, pero esto no es totalmente cierto. Alrededor del 70% de las personas del mundo tenemos intolerancia a la lactosa, algunas en menor cantidad que otras. Esto se debe a que el ser humano, a lo largo de su historia, nunca ha necesitado la ingesta de la leche. Fue hace aproximadamente 10.000 años cuando el hombre comenzó a hacerse sedentario y criar sus propios animales y cultivar sus alimentos.

Esta intolerancia se produce en el sistema digestivo por una ingesta superior de lactosa de la que tu organismo tolera. Tomando como ejemplo un vaso de leche, que contiene una cantidad estimada de 11 gramos de lactosa. La leche no es absorbida en su totalidad en el intestino delgado ya que la cantidad de lactasa; enzima encargada de la catalización de la lactosa, es muy baja en el ser humano, por lo que la leche llega hasta el colon donde es fermentada por las bacterias intestinales, produciendo en su combustión gases que provocan hinchazón, cólicos e incluso diarreas en personas con un bajo número de enzimas de lactasa.

Frente a este problema de intolerancia a los lácteos, lo mejor que podemos hacer es consumir un sustitutivo que nos aporte total o parcialmente todos los beneficios de los lácteos. Un ejemplo de alimento que sustituye la leche de vaca tradicional es la leche de soja.

A continuación te presentamos los beneficios de la leche de soja:

• Gran cantidad de proteína y de alta calidad:

Incluye leche de soja en su dieta como fuente de proteína. A diferencia de la mayoría de las proteínas a base de plantas, la soja contiene nueve de los aminoácidos esenciales. Su cuerpo absorbe estos aminoácidos como nuevas proteínas, incluidos los anticuerpos esenciales para el funcionamiento del sistema inmunitario, las proteínas estructurales que mantienen unidos sus tejidos y las enzimas que ayudan a sus células a producir energía. Cada taza de leche de soja proporciona 7 gramos de proteína.

• Calcio y hierro:

​Beber leche de soja también contiene grandes cantidades de calcio y hierro. Su cuerpo depende del calcio de su dieta para mantener un tejido óseo denso y fuerte. Sin ella, tu cuerpo recurre a tus huesos como fuente de calcio, lo que reduce tu densidad ósea con el tiempo. Una taza de leche de soja sin azúcar contiene un contenido de calcio de 299 miligramos, que contribuye en un 30 por ciento a la ingesta diaria recomendada de calcio. El hierro en la leche de soja ayuda a que los vasos sanguíneos funcionen correctamente, lo que ayuda a garantizar que los tejidos de todo el cuerpo obtengan el oxígeno que necesitan. Cada porción de leche de soja proporciona 1,1 miligramos de hierro, 14 y 6 por ciento de la ingesta de hierro diaria recomendada para hombres y mujeres, respectivamente.

• Riboflavina y Vitamina B-12:

​La leche de soya también te ayuda a consumir vitamina B y sirve como una fuente especialmente rica de riboflavina o vitamina B-2 y vitamina B-12. Obtener suficiente vitamina B-12 en su dieta ayuda a sus células a producir ADN y ayuda a la función de los glóbulos rojos. Una porción de leche de soja proporciona 3 microgramos de vitamina B-12, más de los 2,4 microgramos que necesita cada día. La riboflavina en la leche de soja ayuda a sus células a producir energía y también protege su ADN del daño. Beber una taza de leche de soya aumenta su riboflavina en 0,51 miligramos, el 39 por ciento de la ingesta diaria recomendada para hombres y el 46 por ciento para las mujeres.

En herbodiet contamos con una selección de leches de soja, para que elijas la que mejor se adapte a tu dieta.